Cuando empiezas una colección es muy excitante: visitas a proveedores para ver nuevos
tejidos, fornituras, idear los estampados… y tener una inspiración que te guíe para dar
coherencia y montar una historia. Un concepto lo suficientemente abierto para que de
juego a la evolución natural del proyecto. Desde nuestro punto de vista intentamos ser
sinceros y depende de nuestro estado vital.
Los movimientos sociales, las tribus urbanas y las curiosidades históricas están entre
nuestras fuentes preferidas para buscar nuevos temas para inspirarnos.
Y la década de los veinte siempre nos ha parecido muy rica, con muchos cambios y
nuevas formas de entender la vida. Creo que las “Flappers” nos llamaron la atención por
eso, por su propuesta desenfadada y rebelde de entender todos los cambios que
empezaban.
Cuando empezamos a investigar nos emocionaba aún más, porque ya sabíamos que era
la época en que los automóviles se pusieron de moda, se creo el peinado “Bob” y el
corsé empezó a dejarse de lado… lo que no sabíamos era que crearon un vocabulario
propio, slang, lleno de expresiones aún muy actuales, su gusto por lo andrógino y las
polémicas que levantaron en los periódicos.
No queríamos hacer una colección historicista o interpretar los años veinte, más bien
queríamos jugar con su “espíritu” y eso nos llevó a buscarlas en la actualidad con las
figuras de las “It Girls”.
Figura también muy controvertida de la que puedes encontrar tantos “pro” como
“contras” y material incendiario, sólo hay que pasar por google nombres como los de:
Alexa Chung, Cara Delavigne, Julia Restoin Roitfeld, Helena Bordon, Lily-Rose
Deep… Lista infinita, debate abierto, polémica asegurada porque es un término con
muchos filos y efímero… sino que se lo digan a Cory Kennedy.
Como era un tema de inspiración, nos hemos quedado con la parte espontánea,
espíritu de las “Flappers” y su necesidad de expresas con la moda.
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