Uno de los primeros procesos para armar la colección es organizar su paleta de color. Algo que es precioso cuando puedes elegir lo que quieras y si no mandarlo hacer se puede convertir en un proceso infernal cuando lo que encuentras y lo que te gusta no es tu idea. En ese punto la imaginación y ser flexible hace que el puzzle encaje.
Teníamos claro que los estampados geométricos iban a ser importantes y también que no queríamos que quedara una colección oscura y demasiado invernal… la estación es larga y el color es necesario.
El ambiente floral es un buen contrapunto para colores lisos y gráficos geométricos. Dan un toque de romanticismo a los días grises.
Los tejidos con lurex también tienen más protagonismo en invierno, los brocados, tejidos más ricos que por composición y textura hacen del invierno un aliado.
Y luego un buen truco, que los hace poseedores de esa etiqueta que no deja de salir en las revistas: fondo de armario, son los blancos y negro. Que ya sea para verano o invierno siempre abren la temporada y dan juego para combinar colores o para esos días que no quieres pensar mucho.
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